Un dato bastante homogéneo en el mundo es el hecho que el cáncer suele afectar con menor frecuencia a las mujeres que a los hombres. A nivel global, un 47% de los 14 millones de casos; naciones líderes en control de cáncer como USA también registran proporciones menores de cáncer en el sexo femenino: 48% de 1.604.000 casos en el 2012; y la figura es parecida en los países del tercer mundo.
Llama por eso la atención que en el Perú, el 62% (67,838 de los 109,914 “Casos de Cáncer Registrados” entre los años 2006-2011) correspondan a cáncer femenino.
Alrededor del 90% de los casos ocurre en las mujeres mayores de 35 años de edad, que conforman sólo el 37% de la población femenina (5,6 millones). El cáncer de cuello uterino, del estómago y de la mama, junto al cáncer de pulmón, colon y del hígado y vías biliares representan en conjunto dos tercios del total de casos. El brutal impacto de esta grave enfermedad en toda la familia, al victimar a la madre-administradora del hogar, es inimaginable. Por eso, el “Plan Nacional para la Atención Integral del Cáncer” en marcha desde noviembre del año 2011 es la esperada e impostergable declaración de guerra contra el cáncer en el Perú, conflicto que moralmente obliga a participar a todo peruano, profesional de la salud o no, Santa Rosa de América de por medio.
El otro frente de esta desigual batalla lo presenta el segmento de mujeres menores de 35 años, que supone casi 65% dela población femenina y que, libre por ahora de cáncer invasor tiene muy alto riesgo de desarrollar cáncer de cérvix, cáncer del estómago, cáncer de la mama y cáncer de pulmón y del hígado y las vías biliares. El gran desafío para nuestra sociedad es desarrollar una cultura de prevención, y para nuestros especialistas y directores de la sanidad, es implementar las medidas de prevención y hacerlas llegar a nuestra vulnerable población femenina. Detectar y tratar las lesiones precursoras del cáncer uterino, reducir la infección y detectar y tratar la gastritis por Helicobacter; vacunar contra el PVH y la hepatitis, adiestrar a las mujeres en el autoexamen de las mamas y eliminar la contaminación del hogar mal ventilado, son las armas y estrategias conocidas que tanto el estado como la empresa privada tienen a su disposición para emprender la cruzada.